miércoles, 25 de marzo de 2009

¡JAG cumplió 5 años!

Más de 70 personas se hicieron presentes en ocasión del festejo de nuestros 5 años, en conjunto con la asunción formal de las nuevas autoridades de la Comisión Directiva.

La presencia de los fundadores de JAG, así como la de todos los que han recorrido este intenso camino que nos trae al punto en el que nos encontramos, junto con las muchas nuevas caras que hoy se suman, ha sido sumamente emotiva.

Agradecemos profundamente las palabras de Sergio Bergman (Fundación Judaica), Mónica Cullucar (American Joint) y Quique Grimberg (Hagshamá), así como la presencia de Marcelo Svidovsky, presidente de Fundación Judaica, Rab. Ale Avruj , Rab. Guido Cohen, Rab. Damián Karo, Marcelo Sáenz (Cegla), María Rachid (Federación Argentina de LGBT), Greta Pena (INADI), AG Radio y tantas organizaciones más que tan cálidamente se han hecho presentes.

No pudiste venir? Podés mirar algunas fotos en

http://picasaweb.google.com/jag.director/CumpleJagAbril09?feat=email#slideshow



1 comentario:

Anónimo dijo...

SOLIDARIDAD

¿Por qué solidaridad?
“Porque es lo justo, porque todos vivimos en una sociedad, porque todos necesitamos de todos, porque todos estamos juntos en este barco de la civilización; porque somos seres humanos, iguales en dignidad y derechos.”
Este es un mínimo fragmento extraído de una de las miles de páginas que se pueden hallar con solo intentar en un buscador encontrar la definición de esta palabra: SOLIDARIDAD.

En estos días motivado por la andanada de información, imágenes, declaraciones, debates, opiniones dadas por centenas hacia infinitos y variados destinos con inocultable orientación partidista del que las profiere me trajo - por asociación de ideas y por natural instinto de autoconservación ante la posibilidad de quedar alienado por tamaño bombardeo - una palabra que desde hace varias décadas se viene olvidando SOLIDARIDAD.

Palabra simple, pero extraordinariamente completa y compleja que ha quedado semiolvidada en nuestra sociedad, mortalmente herida por la indiferencia y el egoísmo reinante en la población y que es producto de políticas orientativas de sectores intencionados en hacer perder los valores morales y los sentimientos de colaboración y generosidad que nos han caracterizado en épocas que hoy parecen remotas, perdidas en la casi prehistoria de esta Nación.

SOLIDARIDAD implica como basamento en su composición el AMOR AL PROJIMO, (En respuesta a la pregunta que le hacen sobre cuál es el primero de los mandamientos, Jesús responde: ‘El primero es: «Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». El segundo es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No existe otro mandamiento mayor que éstos’ (Mc 12, 29-31).

Esto es lo que imprevistamente advertí que nos está sucediendo. Estamos entrampados en una maraña de intereses propios y ajenos malévolamente impuestos que nos impide ver que a nuestro lado hay semejantes que quizás necesiten un mínimo de atención nuestra para alivianar sus penurias, sus necesidades, o bien su supervivencia en riesgo.

No es intención de este escrito dar clases de religión ni menos de moral. No me siento capacitado de poder hacerlo con la debida idoneidad. Además considero que hoy por hoy a muy pocos podría llegar a influenciarlos una prédica pastoral dado que el rumbo de la sociedad se encamina irremediablemente hacia la negación del espíritu y la creencia en un Ser Supremo.

Pero sí, me atrevo a intentar mostrar una punta más práctica y funcional de la madeja en la que nos están ovillando los intereses de quienes tienen el destino de nuestras vidas en sus manos.

Nunca como en estos tiempos está tan en vigencia la famosa frase de Nicolás Maquiavelo, (1469-1527) “Divide para reinar”, lástima que quienes la ponen en práctica no conocen o prefieren obviar otra cuyo autor es Tiberio (42 AC – 37 DC) quien para acallar las demandas de los gobernadores de las provincias solicitando se les permita aumentar los impuestos a la población les contestó con esta simple frase: “El buen pastor trasquila a sus ovejas, pero no las despelleja”, ¡qué lejos estamos de alcanzar esta sabia deducción! Simplemente con analizar como en el mejor momento de aprovechamiento de nuestros genuinos recursos degollamos a la gallina de los huevos de oro, nos daremos cuenta que pasaron dos mil años y el hombre sigue tropezando con la misma piedra. Nada ha cambiado.

Pero si apelamos al sentido práctico de la palabra SOLIDARIDAD, dejando un poco de lado su etimología y su verdadera esencia de servicio hacia los demás, podemos utilizarla para nuestro propio provecho. Descubrimos entonces que no solo sirve para el bien común, sino que fundamentalmente, en la medida que ayudamos o colaboramos, estamos construyendo un escudo que en algún momento utilizaremos para salvarnos a nosotros mismos.

Estamos frente a una dirigencia que sin lugar a dudas sigue al pie de la letra el legado de Nicolás Maquiavelo, quien es considerado el fundador de la filosofía política moderna y uno de sus principales exponentes.

Pero no todo en la filosofía de este oscuro personaje es negativo para el proletariado. El perjuicio está en la ceguera que la enfermedad de poder produce en quienes dirigen los destinos de un país y les impide ver otras máximas del mismo autor que podrían hacer que su gestión sea algo más aceptable, humana, si vale el término:”Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento”, pero en su demencial egocentrismo sí se empeñan en ser fieles a esta otra: "Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos." La prueba la tenemos en los demagógicos y agobiantes discursos que constantemente escuchamos con propuestas tan absurdas como engañosas.

Ante tal perspectiva es de vital importancia para nosotros alinearnos en un frente defensivo y utilizando las mismas armas que emplean para destruirnos tratar de sobrevivir. Pongamos ahora más que nunca en uso esta palabra SOLIDARIDAD, y todos juntos transformémonos en lo que ellos temen, una fiera defendiendo su derecho a vivir porque también dejó Maquiavelo para la posteridad esta otra frase que podemos volcar a nuestro favor: “No castigues nunca a la fiera que no puedas aniquilar.” No dejemos que nos aniquilen. Empiezan por uno, y siguen sin detenerse hasta terminar con todos. Formemos todos juntos, compactadamente esa fiera, una fiera indestructible.

Es hora de comprender que entre nosotros, los que trabajamos, los que deseamos vivir en paz, gozar de las pequeñas grandes cosas de la vida, compartir en familia y ver crecer a nuestros hijos, a nadie se le ocurre complicar la vida ajena por deporte. A nadie le gusta estar soportando inclemencias de todo tipo y expuesto a cualquier riesgo en las rutas o en las calles de la ciudad, generando en muchas ocasiones sentimientos adversos de quienes por insensibilidad, molicie o indiferencia solo atienden sus apetencias personales.

Es hora de comprender que debemos deponer actitudes egoístas ante la necesidad ajena. Que no podemos priorizar una excursión de fin de semana, unas minivacaciones que se pueden transferir de fecha mientras hermanos nuestros están reclamando por sus bienes a punto de desaparecer.

Es hora de comprender que debemos enfrentar la astucia del mal oponiendo un frente infranqueable y sordo a los intentos de dividirnos, enfrentarnos, enemistarnos entre nosotros haciendo alusión a supuestas maniobras perversas de desestabilización de parte de quienes reclaman sus legítimos derechos. Porque los derechos de ese sector hoy enfrascados en una insensata lucha a muerte por sobrevivir serán mañana los nuestros, de uno en uno iremos cayendo irremediablemente si no ponemos fin a un poder insano que sin justificación racional alguna ha decidido que determinadas personas son enemigos a combatir y destruir.

Es hora de comprender que debemos limitar el poder de quien gobierna elegido por el voto popular no como un medio para debilitar su gestión, sino como una herramienta para su propio bien, para evitar que se transforme en un tirano, un dictador que no solo atenta contra la libertad individual de las personas, sino que en su desmedida soberbia e impunidad atenta contra el bien del país, contra la Patria misma. Ayer fue un incendio que arrasó a una ciudad, hoy es en otra demencial demostración de poder peor que aquella la conducción al hundimiento de todo un país.

Sepamos escuchar, ver y diferenciar entre líneas los mensajes que nos llegan. Sepamos antes de calificar la actitud de aquel que alza su voz proclamando sus derechos a tener una vida digna si la evaluación que vamos a hacer, el día de mañana estaríamos de acuerdo que la hagan sobre nuestras actitudes.

Sabemos más que de sobra que la famosa “mesa del diálogo” a que siempre invitan los representantes del poder y apoyan los obsecuentes desde cualquier ámbito en que se desenvuelvan sus actividades es tan inexistente como la mítica mesa redonda del Rey Arturo.

Sabemos que no es una invitación a un diálogo civilizado para “consensuar”, otra palabra muy de moda pero de significado ignorado, sino que son maniobras especulativas para dilatar los tiempos, para silenciar voces de reclamos y para eliminar de la vista pública la presencia de los representantes de los sectores agraviados.

La única forma de hacerse notar, de que se sepa y se escuchen los motivos que afectan a un segmento de la población, de que el país entero tome noción que no vivimos cada uno en una fortaleza inexpugnable, que estamos expuestos a ser los próximos, es esta; alzar una voz estridente, una movilización que se note y que sí, incomode, trastorne y sacuda la apatía de los que siguen por inercia la rutina diaria asemejándose a los rebaños que dejan transcurrir su existencia sin más alteraciones en sus grises días que las de su reloj biológico.

Que si seguimos aparentemente “bien” en nuestras actividades porque somos “textiles y los que están en conflicto son los metalúrgicos” (valga como ejemplo) de modo que no debería importarnos su suerte, tendríamos que detenernos a pensar si no estaríamos mucho mejor si esos ignotos metalúrgicos que constituyen un eslabón en la cadena de consumo, estuviesen en mejores condiciones para invertir y hacer circular dinero en el mercado interno que es el mismo donde nos desarrollamos.

Todos dependemos de todos. Aún aquellos que han hecho de alguna profesión o de la docencia particular de alguna rama del arte su medio de vida dependen de los salarios de los trabajadores que en estos momentos están a punto de quedar sin empleo. Estos son los que mandan a sus hijos a estudiar, y estos son lo que con ingresos dignos y suficientes no dudan en satisfacer la vocación de los mismos.

Por lo cual y volviendo al compromiso que dejo traslucir en este manifiesto, seamos concientes que estamos todos involucrados en un mismo cometido; vivir en sociedad, en confraternidad y que defendiendo los derechos de los demás, estamos defendiendo también los propios.

Asumamos de una buena vez el rol de “soberano” con que endulzan nuestros oídos los demagogos de turno en hipócritas y enfervorizados discursos. Si realmente el pueblo es el Soberano, entonces tomemos cartas en el asunto y enseñemos a nuestros empleados como deben manejar el vehículo donde estamos subidos y hacia donde deben conducirnos.

Edifiquemos entre todos la muralla que nos va a poner a cubierto de cualquier intento de violación. Solidaricémonos en la misión de salvaguardar la dignidad de nuestros descendientes anteponiendo nuestra fuerza de Pueblo Unido y Soberano a los intentos de sometimiento por parte de cualquier proyecto de reyezuelo elevado a la categoría de tirano por los intereses mezquinos de los parásitos de siempre encaramados en el poder.

Los tiranos no nacen, los hacen y mantienen los obsecuentes y serviles que los rodean.

Atentamente:

Roberto Feltri
DNI 4.356.494